Bien sabemos que las y los jóvenes somos el 27% de la población peruana, asimismo sabemos que la gran mayoría no tiene ninguna motivación para participar en algún partido político, para ser más exactos, el 60% de jóvenes del Perú, y solo el 1.5 % está en partidos o movimientos políticos.

Ya lo señalaba Martín Tanaka (1995), al decir que: "No se trata de que los jóvenes se despolitizaron o abandonaron el espacio público o el sistema político, sino que son los cambios sociales, económicos, políticos o culturales los que fueron generando menores incentivos para la participación de los jóvenes".

Y es que las y los jóvenes han perdido la confianza a las diversas instituciones políticas; sin embargo, no considero que las y los jóvenes detestemos u odiemos a la política, lo que sí exigimos son cambios objetivos en nuestra realidad social y política.

Concuerdo con las palabras de Rolando Ames (1999) que hacía énfasis en la ubicación de las y los jóvenes peruanas y peruanos en relación con la política y encuentra tres variables que condicionan esta relación: "a) oportunidades laborales, b) sociedad marcada aún por sus viejas costumbres de discriminación y c) no son escuchados ni valorados".

Y los que estamos dentro de un partido político solemos realizarnos algunas preguntas muy frecuentes: ¿Hasta qué punto se pueden aceptar las reglas del juego? o ¿Qué es lo que verdaderamente se puede cambiar en el país?

Lo que se puede afirmar y confirmar es que nuestra participación política está condicionada a los recursos y costos que implica dicho accionar.

Es por ello que hoy vemos en los distintos medios de comunicación una posible candidatura del "combatiente", Mario Hart, al Congreso por el Partido Aprista Peruana.

¿Cómo podría tomar esta candidatura, un joven con participación activa en la política?

Al menos, desde mi humilde opinión, esta candidatura sería un nocaut, en primer lugar, a aquellos jóvenes talentosos que pugnan por un cupo en la lista al Congreso, me imagino y digo: ¿Ellos y ellas llevan años dentro del Partido, es posible que se les maltrate de esa forma?  y por otro lado, a diversas instituciones que buscan formar jóvenes líderes políticos, tenemos entre ellas: La Escuela Electoral y de Gobernabilidad (ESEG) del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Programa de Especialización de Liderazgo Político y Social Cristianismo en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) o Liderazgo para la Transformación en el Instituto de Gobierno y de Gestión Pública de la Universidad San Martin de Porres (USMP).

Para finalizar solo puedo decir que ésta candidatura es sólo una manera de desincentivar a las y los jóvenes a que participen activamente en la política, si las grandes barreras siguen siendo las mismas: 1) Subordinación y 2) Recursos económicos.

#YoNoFui #SomosMásQueUnVoto